En el día de ayer, se realizó en el Centro Argentino de Teatro Ciego, el espectáculo musical gourmet, “A ciegas con luz..”, auspiciado por Bodega Graffigna, en el cual se participó de un espectáculo en la oscuridad, condimentado por todos los sentidos, pero predominando el olfato, el gusto, el oído, el tacto, y donde el visual daba un lugar a la imaginación.
Lo cierto es que se pudo disfrutar en el comienzo de una intensa y profunda oscuridad, una bandeja que a tientas se palpaba, en el cual de izquierda a derecha, se agrupaban brochettes de diferentes sabores, entre los cuales estaban:
-Pintxo de la huerta ahumado, salpicado con aceite de pimentón ahumado y sal marina.
-Broqueta de pollo marinado a las finas hierbas, con salsa de mandarina y albahaca.
Cerdo crocante con sésamo y miel de Rocoto.
-Osobuco braseado con manzanas, sobre colchón de batata cremosa, salsa reducción de Malbec.
-Sorpresa de masa filo, con queso de cabra, frutas de estación flambeadas, clavo de olor, azúcar negro, con almíbar de vino blanco.
Todo esto fue maridado con dos vinos, en el comienzo se acompañó con un Graffigna Centenario Pinot Grigio, donde las notas de cata se presentaban muy frescas, muy cítricas y florales y combinaban acertadamente con las broquetas de pollo, luego la atención de Gabriel, (un no vidente que nos condujo a la mesa de modo magistral), y nos regaló una maravillosa atención, sirvió un Graffigna Centenario Malbec, que presentaba muchas frutas maduras, pero que predominaban las notas más complejas, y tambièn con un paso de roble a cuestas (particularmente lo asimilé a un Cabernet Sauvignon”, no muy intenso), donde todo esto nos permitía deslizar hacia un mundo complejamente auditivo, de voces de ensueño, que nos dejaba destacar autores como Edith Piaff, Atahualpa Yupanqui, Ennio Morricone, Freddy Mercury, Antonio Jobin, entre otros.
Es de destacar que es un acierto, la demostración de combinar no solo los sentidos que usualmente utilizamos, (en cuanto a maridajes de comidas y bebidas), sino el destacar un sentido, al que muchas veces no le damos un valor que resulta esencial, y que solo se analiza minuciosamente, al abstraerlo tan solo por unos precisos momentos, de más está decir que estamos hablando del sentido de la vista.