Por momentos parecía ser muy extraño, lo que uno había visitado de Vinos y Bodegas de otros años, no era lo que estaba viendo ahora, es que la estructura había sido absolutamente modificada y disminuida. A veces la problemática de las crisis económicas dejan sentados muchos antecedentes, pero, bueno, como señalaban en los stands..”parece que la crisis también llegó acá, o algo por el estilo”, ya que a ojos de muchos lo que se vislumbraba, más que una crisis económica, era una crisis de organización.El hecho era que el espacio donde se concentraban los diferentes stands, era bastante acotado, los pasillos para moverse llegaban a colmarse de gente, recorriendo cada una de las bodegas, lo que provocaba amontonamientos alrededor de los stands, la luminosidad no facilitaba las cosas, y en la mayoría de las bodegas, no se destacaban por la atención profesional. Pero quizás la parte más positiva, a mi juicio, fue la equiparación en el tamaño de los stands, con un formato unificado, tanto sea para bodegas grandes, como medianas o chicas, eso hizo, (como comentaban muchos) que se presentaran bodegas más pequeñas, y también hizo, que algunas bodegas más top no se presentaran.
Un breve recorrido, (para que no resulte aburrido), de lo que se pudo degustar, entre alrededor de 50 bodegas, y otros productos que se ofrecían para probar,
Viñas de Alto Salvador: Cabernet Sauvignon 2008, intenso, con características de vino orgánico.
La Escondida: Viognier 2008, todas las cualidades que puede tener un Viognier.
Portal Andino: Boyarda, recuerdos a frambuesas, equilibrado.
Dolium: Sauvignon Blanc 2007, muchas notas herbáceas y un pomelo muy marcado.
Dolium: un Malbec, línea clásica y un Malbec Petit Reserva, con tonalidades muy violáceas, notas de ciruelas y moras, redondos y con una diferencia muy marcada en la intensa estructura del segundo.
Alfredo Roca: Bonarda, un vino que recuerda frutos rojos, notas a vainilla, muy amable.
Finca Rewen: Viognier, todos los aromas al durazno y al damasco, muy equilibrado.
Cruz de Piedra, de Baco Club: Petit Verdot, frutos maduros, sumamente persistente.
El Guardado: Syrah, esa famosa mina de lápiz, cueros, gran tanicidad, madera muy expresiva.
Afincado Cabernet Sauvignon de Terrazas, complejo y muy elegante.
Esto es solo una huella de lo que se podía probar, a lo largo de unas horas de recorrido, que también fue acompañada por la cocina de Los Petersen, y el chef santiagueño Juan María Gómez, que preparó un aromático cabrito con risotto, al que algunas personas pudieron disfrutar.
Lo cierto, es que según sacaba algunas conclusiones, por las declaraciones que escuchaba mientras visitaba los stands, parecía ser una especie de “globo de ensayo”, quizás para la organización del próximo evento del Alvear, (que seguramente contará con vinos de alta gama), y para tales consideraciones, hasta que punto se puede absorver todo lo que se adjudica a la crisis económica, y en este caso, en todo lo que se refiere al sector vitivinícola.
12 de septiembre de 2009
